Lunes de la 1ra Semana de Cuaresma
La primera lectura (Lv 19,1–2. 11–18) nos recuerda el llamado de Dios a la santidad: «Sean santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo». Este mandato nos impulsa a rechazar el mal —robar, mentir, ser deshonestos— y a «amar a tu prójimo como a ti mismo». La verdadera santidad se basa en acciones concretas de amor hacia los demás.
En el Evangelio (Mt 25,31–46), Jesús nos muestra que nuestro juicio final gira en torno a cómo tratamos a los más vulnerables. Al cuidar a los hambrientos, los enfermos y los necesitados, servimos al mismo Cristo. Durante este tiempo de Cuaresma, se nos invita a alejarnos del pecado y a optar por actos concretos de compasión y misericordia, volviéndonos cada vez más semejantes a nuestro Dios santo y amoroso.